Imagínate que hoy te levantas inspirado y te da por plantar bambú.
[Te ha dado por cosas más raras, no nos engañemos].
Pues hoy vas a un herbolario, compras una semilla de bambú y la plantas en tu huerto.
[¿Que tampoco tienes huerto? «Stop being poor», que dijo Paris Hilton]
Bien, tienes el bambú plantado y el de la tienda te ha dicho que tienes que ser constante en los cuidados, que no tengas prisa.
Tú le haces caso y lo abonas y riegas cada día con cariño.
Pero pasa un mes y allí no brota nada.
Pasa un año y tampoco.
Pasan dos años y ya estás convencido de que el del herbolario te vendió una semilla caducada. O peor, que no sabes regar.
Pasan cinco años y aquello sigue igual. El del herbolario ya está jubilado, o asesinado por alguien al que le vendió bambú, pero tú sigues con tu buen hábito de cuidar cada día aquel palmo de terreno.
Pasan seis años y ya riegas de noche, por vergüenza, mientras miras de reojo las plantas de tu vecino.
Hasta que, de repente, en el año siete, parece que algo quiere asomar.
Pasan los días y ves la punta de un tallo de bambú aparecer. Flipas.
Entonces la planta entra en frenesí, en seis semanas crece dos metros y ya es más alta que la mejor planta de tu vecino.
«Que me pregunte ahora.»
Durante los siete primeros años el bambú desarrolla un sistema de raíces que luego le permite alcanzar los 30 o 40 metros de altura.
Trabaja muy duro para sentar una bases sobre las que crecer, y luego crece muy rápido.
Pues oye, que eso es la vida.
Buscamos resultados inmediatos cuando el mundo nos inunda con señales de que no funciona así.
El bambú es el ejemplo de una realidad universal: las cosas importantes en la vida tardan, pero luego los resultados son exponenciales.
Si consideras importantes tus objetivos de vida asume que tendrás que regar antes de alcanzarlos.
Hay dos cosas buenas en esto:
1. El tiempo pasa más rápido de lo que parece y cuando llegan los resultados no tienes la sensación de haber regado tanto.
2. Solo unos pocos tienen los cojones de seguir regando sin ver resultados. Y eso les condena al éxito.
Es la gran diferencia entre amateurs y profesionales.
Los profesionales se ponen un horario para regar y lo hacen a pesar del vecino, el tiempo o las prisas. Los amateurs se dispersan con las urgencias y las miradas ajenas.
Los profesionales actúan aunque haga malo o no estén de humor. Los otros son atletas de buen tiempo, domingueros de la vida.
Con mi servicio de asesoramiento recibirás todas las píldoras necesarias, más herramientas muy premium y mapas mentales que ayudan a que todo funcione, para que el árbol crezca más fuerte.
Aprendiendo cada día, poco a poco, ejecutando una tras otra todos los pasos establecidos y que, cuando menos te lo esperes, se transformarán en una preciosa y robusta planta.
Por eso, mi servicio de asesoramiento es semestral.
Notarás que tienes resultados PRO mucho antes, a la mayoría le pasa, pero seis meses es el compromiso mínimo que tanto tú como yo podemos adquirir.
Este es el efecto:
Si quieres comprar resultados para ayer Internet está lleno de gente vendiéndolos. Si es tu caso ni mi servicio es para ti ni tú eres mi cliente.
Creo que ya te lo he dicho, es para gente inteligente, tiburones con hambre, y ya sabes lo que hace la gente inteligente y los tiburones que hay dentro.
P.D. Ese espacio de tiempo donde sí hay trabajo pero no recompensa tiene un nombre. En una de las carpetas que comparto contigo cuando entras lo conocerás a fondo y verás algunas formas inteligentes de acortarlo y de, incluso, disfrutarlo.
√ El servicio incluye seis meses de soporte, herramientas, vídeo llamadas, seguimiento, nutrición, entrenamiento, todo PERSONALIZADO y Golpes maestros. Seis meses de RIEGO (del bueno).
√ Todos los tiburones que hay dentro dicen «Sergio he pagado muy poco» y mi compromiso es que siempre tengas esa sensación de que lo que recibes vale mucho más de lo que has pagado.
¡Y que te quedes mucho tiempo!
De momento y desde que compré este dominio en el 2019 así es, casi el 80% de mis tiburones siguen nadando dentro de mis mares y disfrutando como enanos en el equipo desde el primer día.