Sistemas VS Objetivos.
Los objetivos o las metas son una trampa. Necesitas sistemas.
Si, lo sé. Esto es probablemente todo lo contrario a lo que has estado escuchando a lo largo de tu vida.
Desde que somos pequeños. Estamos educados para establecer objetivos o metas.
Qué carrera tengo que estudiar…
Qué libros tengo que leer…
Para que empresa hay que trabajar…
Pero en este artículo te voy a proponer un desafío divertido. Imagina tu vida cuando todas tus metas u objetivos se cumplan.
Ahora ponte en la situación de que terminas la carrera que querías.
Te leíste los libros que querías.
Consigues un trabajo en la empresa con la que soñaste…
¿Qué pasará después?
Establecer un objetivo o una meta para ir a una universidad específica no significa que aprenderás mucho ni te convertirás en un genio.
Establecer el objetivo de leer algunos libros no significa que entenderás lo que hay dentro ni te convertirá en una persona inteligente.
Es poco probable que establecer una meta de conseguir un trabajo en particular te mantenga satisfecho el resto de tu vida.
La paradoja de la fijación de objetivos o metas es que cuando las alcanzamos, al margen de la alegría que experimentamos, habitualmente, esa alegría se va convirtiendo en menos alegría, en algo temporal.
Y, al cabo de cierto tiempo volvemos a no saber qué hacer con nuestra vida o a establecer otro objetivo o meta para ser “completamente feliz”.
“Cuando tenga esto o logre esto otro, seré feliz”
Y así nos pasamos la vida…
Un objetivo es el lugar al que quieres llegar, un sistema es definir cómo vas a llegar.
De nada sirve mirar la cima sin definir la ruta.
Este planteamiento ayuda a ser constante porque siempre estás alcanzando victorias.
Definir objetivos es aspirar a convertirse en ganador de una sola ocasión, construir sistemas es asegurarte muchas victorias pequeñas que, muy probablemente, te llevarán a una gran victoria.
El sistema te ayuda a mejorar día a día. Te hace poner el foco en quién quieres ser todos los días y no en quién quieres convertirte algún día en el futuro.
Y por tanto tu satisfacción o tu alegría se basa en ejecutar ese sistema cada día.
¿Cuál es la diferencia entre un objetivo y un sistema?
Los objetivos son simplemente una representación de los resultados que deseas lograr.
Los sistemas son los procesos para llegar a ellos. Son los «buenos» hábitos diarios que te conducirán a esos resultados.
Los objetivos te ayudan a establecer la dirección, pero no son nada por sí solos. Solo están enfocados en un estado futuro, sin embargo, los sistemas si, tu sistema lo es todo y tu felicidad pasa por ejecutarlo día a día.
Los sistemas son las cosas que necesitas hacer a diario, que te convertirán en la persona que quieres ser. Pero están centrados en el presente.
Scott Adams, el autor que me presentó por primera vez la idea de la importancia de los sistemas frente a los objetivos lo explica de manera brillante en su libro.
“Piensa en los atletas olímpicos. Cuando un atleta olímpico gana una medalla de oro, o varias medallas de oro, es una notición. Pero por cada medallista hay miles que tenían la meta o el objetivo de estar en ese podio y fallaron. Esas personas tenían objetivos y no sistemas”.
Scott Adams
James Clear, el autor de Atomic Habits, que es otro maestro en ello y llevó el gran enfoque de los sistemas de Scott a otro nivel dice esto sobre el tema:
“No te elevas al nivel de tus objetivos. Caes al nivel de tus sistemas”.
James Clear
Y para fortalecer aún más el por qué los sistemas son mejor que los objetivos o las metas aquí te muestro otro ejemplo simple orientado a la dieta.
Imagina que te fijas la meta de perder 20 kilos para primeros de año.
Inicialmente, tu motivación está por las nubes. Vas al gimnasio todos los días de la semana con una gran sonrisa y una bolsa llena de motivación.
Con el tiempo, tu motivación disminuye cada día un poco más. Pero te armas de disciplina y sigues adelante, aunque ya no te esfuerzas tanto.
A pesar de las pocas probabilidades de que haciendo algo que no disfrutes lo lograras, imaginemos que terminas con esos 20 kilos menos al final del año.
Estás eufórico/a. Pero lo más importante, te sientes aliviado. Has logrado perder esa cifra a pesar de que te miras al espejo y el resultado no te gusta, has perdido de todo, pero la grasa más rebelde sigue ahí.
Pero bueno, has hecho un gran esfuerzo, te relajas.
Tachas audazmente ese objetivo de tu cabeza y de tu cuaderno (deberías tener un cuaderno de hábitos) y lo compartes con entusiasmo con tus amigos en las redes sociales.
¿Qué pasa después?
Si tu objetivo era simplemente perder esos 20 kilos esta vez y a partir de ese momento vuelves a hacer los mismos hábitos que antes tendrás que establecer el objetivo de nuevo más adelante.
¿Por qué?
Porque en ningún momento te preocupaste de convencerte de que estar en buena forma, comer de manera saludable y hacer ejercicio debería ser parte de tu vida diaria.
Es por esto que poner el objetivo por encima del sistema es un enfoque incorrecto.
¿Qué sucede cuando estableces una meta para perder peso? Dejas de hacer ejercicio cuando alcanzas tu meta y vuelves a subir de peso.
Por el contrario, si te enfocas en el sistema de hacer ejercicio todos los días. En tu mente, no tienes una fecha de finalización. Has implementado permanentemente el ejercicio en tu vida diaria.
¿Qué pasa cuando estableces un sistema para mantener tu peso? Haces ejercicio a diario y siempre estás en forma.
Por eso yo defino los sistemas frente a las metas de la siguiente manera:
Las metas son unas buenas intenciones con una fecha de finalización, mientras que los sistemas son acciones diarias sin finalización.
¿Cuál es el problema con las metas?
Nuestros resultados tienen poco que ver con los objetivos que establecemos y todo que ver con los sistemas que seguimos.
Puedes fijarte la meta más ambiciosa de tu vida y aun así fracasar. Sobre todo, porque no diseñaste una buena rutina diaria.
Pero eso es sólo una parte del problema.
Los objetivos te ponen inmediatamente en un estado de derrota.
Cuando estableces una meta estás diciéndote a ti mismo que eres un fracaso hasta que alcances tu meta o tu objetivo propuesto.
Por ejemplo, si me propongo leer 100 libros este año. Me sentiré inútil si no lo logro.
Si me propongo iniciar un negocio y ganar 4000 euros al mes, me enfadaré todos los días hasta llegar a esa cifra y probablemente no llegue nunca.
Aquí está Scott Adams nuevamente sobre este tema:
Las personas orientadas a objetivos viven en un estado de fracaso previo al éxito continuo en el mejor de los casos, y fracaso permanente en el peor de los casos si las cosas nunca funcionan.
La gente orientada a los sistemas tiene éxito cada vez que aplica sus sistemas, en el sentido de que hizo lo que tenía que hacer, independientemente del resultado.
La gente orientada a objetivos lucha contra el sentimiento de desánimo a cada paso.
La gente orientada a los sistemas se siente bien cada vez que aplica su sistema. Esa es la gran diferencia en términos de mantener tu energía personal en la dirección correcta”.
Scott Adams
Establecer objetivos VS Establecer sistemas
Cuando te pones un objetivo solo eres feliz cuando logras tu objetivo.
Sin embargo, cuando configuras tu sistema diario para conseguir el objetivo (o no), eres feliz cada vez que aplicas tu sistema.
Puedo ponerme como objetivo correr una maratón pero solo definir los días en los que saldré a correr será lo que me acerque a ello.
Todo lo que no sea trazar y ejecutar un plan no tiene valor ni fuerza alguna y caeremos en las redes de nuestra inconstancia innata.
Poner el foco en el sistema y no en el objetivo es lo que hacen los ganadores. El cómo, no el qué.
Todos los ciclistas que empiezan el Tour quieren ganarlo, pero lo logrará el que mejor sistema (entrenamientos, alimentación, descanso) haya ejecutado.
Además, ganador y perdedores comparten objetivo, por eso es un error mirar ahí.
El compromiso con el sistema es lo único que te permite superar la meseta de potencial latente sin que la flojera te tumbe el plan.
Allá donde veas un éxito, aunque no lo parezca, verás un sistema. En la segunda parte del artículo verás un ejemplo.
Y también te explicaré el concepto de meseta de potencial latente.
Sergio.
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